La fe es la Luz que le muestra la certeza absoluta de su ser en todo su hacer, esa es la fe.
Si no hay Luz ni certeza en su pensar, en su hablar, ni en su decir, no hay fe en su propio ser. La fe es la certeza, la fe es la claridad, la fe es la convicción, el discernimiento y el entendimiento; si no hay aquello en cada ser, entonces, no hay un sendero claro, no hay un transitar desde la verdad; y si no hay un sendero claro y no hay un transitar desde la verdad, van a aparecer muchos miedos, muchas inseguridades, muchas intranquilidades, muchos vacíos, mucho desamor.
Si un ser no es de fe por su propio ser, no tiene fe en los seres que a su alrededor transitan; si no hay certeza y firmeza en la forma como piensa, como habla y como actúa, no tiene discernimiento para entender y escuchar la certeza, la firmeza de quienes a su alrededor transitan.
Cuando un ser no tiene fe en su ser y muchos seres a su alrededor caminan en grandeza, en discernimiento, en entendimiento y en claridad, no son capaces de interiorizarlo, de asimilarlo, de vivirlo desde allí; y lleva entonces, aquel estado del otro ser, grandeza, a turbar a confundir o, a distraer, o quizá lo puede llevar a codicias de poder hacia aquel otro ser; haciendo esto que tenga sus pensamientos intranquilos, molestos, no ayudadores, de no solidaridad; a veces de querer dominar y de perseguir o de no ser de amor ni de bondad.
La fe en sí mismo se tiene y se vive cuando su ser está limpio y puro de lo que trae de su madre en estados alterados, de lo que trae de su padre en estados del ayer y de lo que trae de su historia que lo haya querido confundir; si todo aquello está entendido, liberado, y desalojado de sus códigos genéticos, de su estado mental, entonces, solamente hay un solo camino: la verdad; y si la verdad lo habita, la certeza está; y si la certeza está, su pensar, su hablar y su hacer no es intimidado ni tocado por nada ni por nadie, porque tiene absoluta fe en su propio ser; y aquella fe en su propio ser no será vulnerada por ninguna circunstancia, por ninguna situación, por ningún estado filosófico, por ninguna fuente de poder desde ningún orden.
Si ya hay fe en el ser hay certeza absoluta, amor, bondad, claridad, solución, entendimiento, discernimiento; entonces, es importante que active en sus códigos genéticos la unidad con la Divinidad, que se empiece a sentir Luz pura y absoluta, como Luz es Dios y desde allí podéis vivir lo que es la grandeza de la Luz desde Dios.
La fe en el propio ser, es hacer que sus pensamientos, sus palabras y sus actos, sean desde la verdad absoluta; y la obra entonces, es de grandeza y siempre de realización.
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